“Padre Julián vive la administración y dirige a través de sus acciones.”
Esas palabras pronunciadas por Ethel Dulak con la Oficina Diocesana de Corresponsabilidad Parroquial sucintamente describen el resurgimiento de Nuestra Señora de Guadalupe en Alice, bajo la dirección del Padre Julián Cabrera.
“Él asegura de que haiga algo para todos,” Dulak dijo.
Como resultado, ha habido un gran aumento en las actividades de los jóvenes, la asistencia a misa, las colecciones y la reciente campaña Legado de la Fe~Futuro de la Esperanza sobresalió todas las esperanzas.
Padre Cabrera humildemente hace menos de este cumplido. La parroquia estaba en buena forma cuando llegó allí, y cualquier recuperación se debe a muchos factores, especialmente a los feligreses mismos, el dijo.
“Trato de encontrarlos donde están, para llevarlos a donde deben de estar,” el Padre Cabrera dijo.
Dónde están es en Rancho Alegre, históricamente uno de los sectores más pobres de Alice. En realidad, la ciudad nunca ha incorporado el área que comenzó como una colonia. Sin embargo, como cualquier habitante de colonias, los residentes en el área exhiben una independencia de personas que valoran la idea de ser dueños de sus hogares, que es lo que los llevó a la zona en el primer lugar.
En 1964, el área tenía cerca de 600 familias, la mayoría de ellos católicos. Padre Javier Caldeano, OP, párroco de la iglesia San José compró tres hectáreas de tierra y compró una escuela desusada para servir como una iglesia. Padre Caldeano informó al Obispo Thomas J. Drury que la iglesia tenía capacidad para 300 personas y, al igual que hoy, los domingos se llenaba a capacidad.
“Las buenas gentes de la Misión están trabajando muy duro con los bingos, rifas, asados, campañas puerta-a-puerta, etc., con el fin de recaudar dinero con la esperanza de algún día en un futuro próximo a tener su propia iglesia constituida,” Padre Caldeano, le dijo al el obispo en una carta enviada febrero de 1967.
Un poco más de un año después, en marzo de 1968, el Obispo Drury aprobó a que se construyera una iglesia de la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe, a un costo de $87,874, con la diócesis contribuyendo $50,000. El 1 de mayo de 1970, el Obispo Drury elevó la misión a estatura de parroquia.
Más de 40 años más tarde, Nuestra Señora de Guadalupe continúa como una parroquia llena de vida. En tiempos pasado era una misión, pero hoy supervisa la Misión Santo Niño de Atocha en Tecolote.
Sin embargo, no existe sin dificultades.
La parroquia tiene una nota de $600,000 y el estacionamiento requiere bastante reparación. Padre Cabrera y los feligreses están confrontando estas problemas directamente. Con la ayuda de la Oficina de Corresponsabilidad Parroquial recibieron promesas de los parroquianos de $700,000 para la campaña Legado de la Fe~Futuro de la Esperanza, superando su meta de $300,000 en más de un 200 por ciento.
Padre Cabrera ha estado haciendo los pagos mensuales de un mes y medio en la nota, y utilizara las colecciones del Legado de la Fe~Futuro de la Esperanza para pagar la deuda. La parroquia va a utilizar casi $100,000 que ganaron en su reciente festival para pavimentar el estacionamiento.
“La gente ha sido muy generosa,” dijo el Padre Cabrera.
La deuda y la ampliación de la planta física son metas claras y menos difíciles de atacar. Las necesidades espirituales y pastorales de la parroquia son más difíciles de afrontar; más difícil, pero no imposible.
Padre Cabrera nació en Falfurrias, 30 millas al sur de Rancho Alegre. Les dice a la gente que él entiende sus problemas porque él es uno de ellos. Él comparte sus experiencias de la vida mísera, sus organizaciones familiares, sus costumbres culturales y sus temas de justicia social.
Parte de lo que ha sucedido, el Padre Cabrera dijo, es que las personas han cambiado su imagen de sí mismo y han interiorizado el racismo dirigido contra ellos. “Yo les digo ‘no piensan en sí mismos como otros nos ven’,” dijo el Padre Cabrera.
“El consenso general siempre es que somos la pequeña iglesia en el barrio, pero en realidad no lo somos. La iglesia ha sido vigoroso por un número de años. Sigo diciendo al pueblo que ‘ya somos la iglesia que Dios nos llama a ser.’ Simplemente no se han dado cuenta de ello.”
Una gran parte del éxito de Padre Cabrera es su compasión. “Es fácil decir ‘ni modo’, es más difícil tomar el tiempo para hablar con la gente acerca de su situación,” dijo el Padre Cabrera.
“Incluso en la tribulación, Dios nos envía bendiciones,” le dijo el Padre Cabrera a la congregación en su sermón en una reciente misa de domingo.
El perspectiva del pastor se manifiesto ese domingo. La iglesia se llenó a capacidad. El cuarto para niños estaba repleto. La gente estaba de pie detrás de la iglesia y en las islas secundarios.
Dijo el Padre Cabrera que él tenía la responsabilidad de los que vienen por una bendición en la Santa Comunión, a “invitamos a la Eucaristía.”
“Hemos venido aquí para ser alimentados para ir por el mundo dando testimonio de la comunión de la Santísima Trinidad,” dijo el Padre Cabrera.
Después de la misa, entre saludos de manos y abrazos, bendijo a un hombre que estaba programado para la cirugía y una medalla de una mujer de edad avanzada. Después de saludar a la gente, aconsejó a una mujer en un “matrimonio irregular” para que entrara en un matrimonio sacramental, incluso si su marido no quería convertirse al catolicismo, para que pudiera recibir la Eucaristía.
Más tarde ese día, mientras comía en un restaurante cercano, el Padre Cabrera seguía ministrando a sus feligreses. Un mesero se acercó y le pidió a el padre si se podría comenzar una misa en español. El Padre Cabrera le dijo al joven que si animaba a sus amigos para ofrecerse como ministros de la Eucaristía y lectores les comenzaba la misa en español.
Una mesera se acercó a hablar con el sacerdote acerca de sus problemas de salud. Un ayudante de mesero le confesó que no había asistido la misa en más de un año, pero prometió volver. La gente en las mesas seguidas hablaban con el Padre Cabrera acerca de otros problemas, y él ministró a todos ellos.
Ministrar a su rebaño es el enfoque del Padre Cabrera. Visita a los enfermos, bendice hogares, lleva a cabo los servicios funerarios y le da la extremaunción a los que están en agonía. Antes de llegar a Nuestra Señora de Guadalupe, el Padre Cabrera fue asistente de el Monseñor Louis Kihneman, Vicario General, en la iglesia Sagrado Corazón en Rockport. Padre Cabrera estima su formación con el Monseñor Kihneman y, a con frecuencia se pregunta así mismo, “¿qué hiciera el monseñor?”
Parte de la solución, el Padre Cabrera dijo, es encontrar un equilibrio. “La gente quiere ser reconocida, pero no podemos dejar que la Iglesia se use sólo como salón social, la Iglesia tiene más para dar que eso,” el dijo. “Sin embargo, tenemos que usar todo lo que tenemos para traer la gente a la iglesia.”
“La gente tiene mucho deseo, pero están batallando y por eso trato de ser lo más amable posible,” dijo el Padre Cabrera. “Una de mis metas cuando fui ordenó fue que quería que la gente viera a Dios en lo ordinario, en la vida diaria.”